El huevo es uno de los alimentos más consumidos, de eso estamos seguros sin necesidad de mirar estadísticas, ya sea consumiéndose frito, cocido, pasado por agua, en postres, etc. Pero…. ¿Cómo saber si el huevo que se va a comer está fresco? Nadie quiere utilizar un huevo podrido en un omelette y mucho menos comérselo. Para evitar que esto suceda, te acercamos el truco de poner el huevo en un vaso con agua (preferentemente transparente para observar el resultado más cómodamente) para ver si flota o no, y, una vez introducido, podremos observar diversos resultados:

* El huevo se hunde rápidamente y se queda en el fondo colocado de forma “horizontal”, esto significa que el huevo es fresco.

* El huevo se hunde más o menos lento y se queda en el fondo inclinado o de pie completamente, esto quiere decir que el huevo no es fresco, es más, cuanto mayor es el grado de inclinación más viejo es el huevo. En estas situaciones el huevo es apto para ser consumido.

* El huevo no se termina de ir al fondo, se queda levemente flotando sin llegar. Llegados a este punto el huevo está ya en mal estado, aunque existen fuentes que siguen recomendando su consumo.

* El huevo se queda flotando en la superficie, esto quiere decir que está totalmente podrido. Esta flotación es causada por los gases que genera la materia orgánica al descomponerse.

Es recomendable hacer esta prueba antes de consumir el huevo, ya que mojarlo contribuye a su más rápido deterioro.

Hay otro método para saber si el huevo es bueno o malo, lo que ocurre es que esta vez será necesario romper la cáscara y observar el contenido en un plato:

  • El huevo está fresco cuando observamos la yema dura, bien definida, abultada y de color anaranjado fuerte, la clara debe tener también los límites bien definidos y debe ser espesa (tipo gelatina).
  • Se puede medir el grado de frescura del huevo por el estado de la yema y la clara. Cuanto más difusa y más pálida sea la yema, menor frescura tendrá. En el caso de la clara se vuelve con el tiempo más acuosa. Estos son huevos aptos para el consumo aunque hayan perdido frescura.
  • El huevo está a punto de ponerse malo cuando la yema está rota y de color pálido, la clara parece agua.
  • El huevo está podrido si la yema está sólida o pegada en el interior, el interior de la cáscara o la propia yema pueden adoptar colores oscuros.

Existen otros dos métodos para tal fin:

  • Si al agitar el huevo crudo escuchamos como la yema golpetea con la cáscara, está en mal estado.
  • Si cocemos un huevo y lo cortamos por la mitad observando que la yema está centrada y la cámara de aire es pequeña, el huevo está en buen estado para ser consumido. Si por el contrario la yema está hacia la cáscara y la cámara de aire es grande, el huevo está podrido.


Con ésta útil información ya nunca comerás un huevo en mal estado. ¿Ya conocías estos trucos?